En 1998 se descubrió el esqueleto de un niño que desconcertó a la ciencia. Los restos databan de hace 29.000 años y fueron encontrados en el valle de Lapedo, en Portugal. El niño tenía rasgos humanos y neandertales.
La barbilla y la parte inferior de los brazos correspondían con un humano moderno, pero la mandíbula y la constitución eran de un neandertal. Los investigadores creen que la anatomía del niño evidencia el apareamiento entre ambos.
Pero, ¿cuál es la historia detrás este fascinante hallazgo y qué implicó para la ciencia?
No hay comentarios:
Publicar un comentario