En la década de 1930, aquí investigó y excavó Julio C. Tello. El padre de la arqueología peruana clasificó los sectores de la huaca Mangomarca; encontró fardos funerarios y cerámica. Las más recientes investigaciones estuvieron a cargo de Julio Abanto, un arqueólogo vecino del distrito. Se piensa que esta huaca fue un espacio administrativo donde vivía la élite local y contaba con almacenes.
Desde la cima de la pirámide, el curaca dirigía ritos ceremoniales. Gestionando los permisos respectivos al Ministerio de Cultura, hoy se realizan aquí rituales o ceremonias. El objetivo del instituto Ruricancho ha sido laborar con la comunidad y hacer trabajos participativos en los sitios arqueológicos de todo el distrito de San Juan de Lurigancho.
Gracias a esta puesta en valor del sitio, en el 2018 se logró el Fondo de la Embajada de los Estados Unidos, que permitió limpiar el lugar y hacer excavaciones en un par de sectores. David Reyes participó de esos trabajos en que se descubrieron fragmentos de cerámica e instrumentos más contemporáneos, relacionados con la brujería.
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