viernes, 6 de noviembre de 2020

DÍA DE LA CANCIÓN CRIOLLA - Historia

EN EL DÍA DE LA CANCIÓN CRIOLLA 

Desde sus orígenes a inicios del siglo XX, la música criolla fue gestando su propio estilo en los tradicionales barrios y callejones de Lima, espacios que acogían a grandes músicos y cultores que, en esa época, fusionaban ritmos de influencia europea, como el vals vienés o la jota aragonesa, con los ritmos andinos y afro descendientes. 

Esta música creada por mestizos, se practicaba en las retretas y festividades populares. Se le llamó música criolla. “Es un homenaje a quienes cultivaron los valses, marineras y polkas. Esto viene del año 1944, cuando el presidente Manuel Prado Ugarteche decretó el 18 de octubre como Día de la Canción Criolla, coincidiendo con la celebración en honor al Señor de los Milagros. Posteriormente, se cambió la fecha al 31 de octubre. 

En aquellos años, no había mucha separación en el sentido social, todos eran criollos, sean limeños o costeños, cholos o negros, no existían las diferencias étnicas”, comenta Frank Pérez, destacado maestro e intérprete de guitarra en la ENSF José María Arguedas. Ese mismo año, el pueblo reunido en la Plazuela Buenos Aires, en el distrito de Barrios Altos, celebró por primera vez el Día de la Canción Criolla. La ceremonia fue engalanada por la presencia del presidente Prado y de los artistas más populares de la época, Las Limeñitas, el dúo Romero y Monteverde, los hermanos Ascuez, entre otros. 

“En el callejón donde nací, éramos multiétnicos, vivían japoneses, chinos, andinos, blancos y negros, cada quien tenía lo suyo, su cultura y todos disfrutábamos de este acontecimiento, de la música hecha por criollos, incluyendo otros ritmos como el huayno”, manifiesta el reconocido maestro arguediano, músico y zapateador, Lalo Izquierdo. “Cuando el vals y la música europea llegan a Lima se hacen embaldosados salones inmensos y ahí se celebraban las fiestas. 

Pero la servidumbre que trabaja en estos salones, toma este tipo de vals, y lo lleva a sus callejones, es decir a su entorno, en donde no había mucho espacio. Entonces este tipo de vals se hace de paso cortito y de vueltas pequeñas, para la derecha e izquiqerda, entonces el vals se convierte en valse criollo y empieza a tener auge con la mayoría étnica. Se desarrolla el vals y la polka, entre otros ritmos como la mazurca” agrega el maestro Izquierdo. 

Sin embargo, esta música popular urbana, ya se conocía en la primera década del siglo XX, gracias a los dúos conformados por un cantante y un guitarrista. El más famoso fue el dúo Montes y Manrique, que en 1911 viajaron a Nueva York para grabar los primeros discos Long play (Larga duración) de música criolla. Una década después, apareció la figura del bardo inmortal Felipe Pinglo Alva, quien a pesar de su pronta partida (murió a los 36 años), dejó un vasto repertorio para la posteridad. Para entonces, la música criolla ya había tomado su lugar en Lima. “La fiesta de la música criolla se celebraba en los viejos callejones del Rímac, Lima y Barrios Altos, porque en esencia nació aquí, entre la gente del pueblo, ahí también nacieron las jaranas”, sostiene el maestro Frank Pérez. 

Diversas formas musicales, explica Pérez, fueron integrando el acervo popular costeño. Se convirtieron en los más representativos, el vals, la marinera limeña y el tondero, la polka, la música afroperuana, la zamacueca, considerada como madre de la marinera limeña. Sin embargo, se practicaban otros géneros que no se difunden mucho en la actualidad, como la zaña, el one step, de influencia norteamericana; así como el festejo y landó, entre otros. 

Entre los primeros difusores de este género podemos mencionar a Conjunto Fiesta Criolla (fundado por el guitarrista Óscar Avilés), Las Limeñitas, Los Morochucos, Los Troveros Criollos, Lucha Reyes, Filomeno Ormeño, Eduardo Márquez Talledo, Chabuca Granda, Alicia Maguiña, Augusto Polo Campos, Manuel Acosta Ojeda, Mario Cavagnaro, Manuel Raygada, Arturo “Zambo” Cavero, José Villalobos Cavero, entre muchos otros. 

En la actualidad, algunos géneros de la música popular costeña aún se cultivan, otros yacen en el olvido o se han transformado con la influencia de otros ritmos. En este contexto, la ENSF José María Arguedas, se erige como una de las principales instituciones de formación artística que cumple la misión de rescatar, revalorar, enseñar y difundir este valioso bagaje cultural, respetando sus formas originarias y proyectándola hacia todos los espacios posibles. ¡Feliz Día de la Canción Criolla!

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