Los huesos y el hombre del cántaro de Zapallal en Lima
Lima está sobre un gran cementerio prehispánico. Eso dicen los arqueólogos que actualmente acompañan los trabajos de la empresa de instalación de tubos para el gas, Cálidda, en Zapallal, distrito de Puente Piedra,
al norte de Lima, en donde han encontrado, en algunos casos, osamentas
humanas enterradas dentro de un cántaro, y otras en recámaras de adobes.
No
hay tramo en las excavaciones de zanjas en donde no encuentren
vestigios arqueológicos, esqueletos de los antiguos peruanos. Asimismo,
una serie de cerámicas, algunas de uso doméstico y otras rituales.
Los
arqueólogos, quienes también trabajan para la misma empresa en otros
distritos limeños, afirman que hubo hallazgos similares en San Juan de Lurigancho y Breña.
En el caso de Zapallal, sin embargo, resulta interesante por el tipo de
sepultura, dentro de un cántaro que, al parecer, era un privilegio.
Estos
vestigios arqueológicos han sido encontrados en la calle Santa Martha y
otras vías aledañas.
Son un total de 26 osamentas humanas que
corresponden a adultos: mujeres y hombres, pero también hay de niños. En
algunos casos, están enterrados solos, pero en otros están acompañados
de cerámicas como cuchimilcos o cuencos polícromos.
“La empresa Cálidda, por el trabajo que realiza, en el subsuelo de Lima, para el tendido de tubo de gas, tiene el compromiso con el Ministerio de Cultura
de ser muy responsable con el patrimonio cultural. Si hallamos restos
arqueológicos, se detiene la obra hasta que se haga el levantamiento
respectivo con todas las técnicas y métodos científicos. En toda Lima,
con la empresa trabajamos cuarenta arqueólogos bajo la dirección de la
arqueóloga Cecilia Camargo”, afirma Franco Mora, egresado de la Universidad Católica del Perú.
Los
hallazgos son llevados a un gabinete de sitio para una clasificación
preliminar, después son guardados en cajas con sus respectivas fichas.
Una vez concluida la obra, serán entregados al Ministerio de Cultura.
Los hallazgos en Zapallal no son casuales. Los arqueólogos de alguna manera ya lo tenían previsto.
“Según
las crónicas, en esta zona existió un cementerio prehispánico. Se tenía
noticia. A inicios del siglo XX ya estaba perdido y más todavía con la
urbanización de la zona. Zapallal está construido sobre este
cementerio”, explica Jesús Bahamonde, arqueólogo sanmarquino.
Asegura
que si hasta ahora no se habían encontrado restos arqueológicos en el
lugar, es porque la mayoría de las edificaciones son casas de uno o dos
pisos y no se excavó profundo para hacer los cimientos. Ellos, para el
tendido de gas, excavan una profundidad de un metro y medio.
“Aún
no se han hecho los estudios respectivos, pero estos restos pertenecen,
aproximadamente, al horizonte Tardío, 1400-1700. Tuvieron diversas
influencias, de las culturas Wari, Chancay e ichma”, detalla Franco
Mora.
Entierros funerarios
El entierro más sorprendente es del hombre dentro un cántaro, una manera poco común que seguro será tema de estudio.
“Para
enterrarlo, primero hicieron una suerte de pozo de adobe
paralelepípedo. Allí sepultaron al individuo dentro de un cántaro
grueso. Está sentado, flexionado, como en cuclillas”, explica Jonathan
Flavio Cerpa Tiza, arqueólogo de la Universidad Villarreal.
En
la sepultura de niños, también se usaron cerámicos. Los niños están
sentados y sobre sus cabezas, a manera de sombreros, les pusieron
cuencos tricolores. Los cuencos tienen diseños geométricos.
Además
de cerámicos, solo en un caso encontraron dos láminas pequeñitas, al
parecer de plata. Asimismo, entre algunas de las osamentas se hallaron
esqueletos de cuy, no así textiles.
Más allá de los estudios que le corresponden al Ministerio de Cultura, creemos que estos hallazgos deben motivar que las autoridades de Puente Piedra piensen en un museo en el distrito.
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