Es una verdad que todos los rudos trabajos del campo tuvieron que ser acometidos en común, tanto el sembrío como la construcción de caminos, tuvieron que ser con la cooperación y solidaridad del ayllu, el individuo carecía de derechos; solo el grupo era de sujeto jurídico.
La rotación de turno en el poder tomaba como unidades a los clanes, fijando sus deberes en la paz y en la guerra; el inka mismo era sobre todo por pertenecer al ayllu-jefe; la tribu el primero y el último.
Quien podía contar con más hombres que le ayudasen en cultivos y demás labores como la construcción de caminos era llamado Qhapaq: rico en hombres, no rico en tierras ni productos. El Qhapaq era reverenciado en la paz y temido en la guerra.
Con esta introducción y con estos principios, la Dirección Desconcentrada de Cultura de Cusco a través del Programa Qhapaq Ñan organizó u interesante taller de conservación de los caminos inka, hacia el Chinchaysuyo, tramo Hawkaypata-Izcuchaca entre los equipos técnicos de Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador y Perú.
Durante el taller, los equipos técnicos apreciaron en forma directa el trabajo de investigación arqueológica que realizan los profesionales y obreros, metieron mano y participaron. Sin duda esta experiencia será favorable para el tratamiento que le darán a los tramos del Qhapaq Ñan en sus países.
El pasado miércoles 25 de octubre, la población de Pisaq, representada por sus autoridades municipales, autoridades comunales, dirigentes de comunidades campesinas y directivos de las asociaciones de artesanos, vivieron una grandiosa jornada de trabajo, ya que la Dirección Desconcentrada de Cultura e Cusco, puso al servicio de los turistas un nuevo tramo de camino prehispánico que permite recoger y apreciar las majestuosas construcciones que nos legaron nuestros antepasados.
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