Hoy, los peruanos nos asomamos a una cartelera comercial que arroja un promedio de 250 películas al año. Dentro de este universo, entre el 65% y el 85% proviene de Hollywood; el resto son producciones de Inglaterra, Francia y/o España (12%); poco de cine nacional (9%) y muy poco de Latinoamérica, Asia y África.
La división grafica el dominio de los filmes de los seis grandes estudios estadounidenses, las llamadas majors: Fox, Paramount, Warner, Sony, Universal y Disney. Ellas ejercen una marcada influencia en la composición de la cartelera nacional y mundial (ver recuadro). Ante esta hegemonía, la llegada de obras de otras nacionalidades resulta una apuesta difícil para los cines, dado que les significaría quitar pantallas a blockbusters que, se supone, aterrizan con una taquilla segura.
Este es un punto clave: cada vez se construyen más cines (hay una pantalla por cada 60.000 peruanos), pero el incremento no tiene un correlato en la diversidad y la calidad de lo que ofrecen.
El cine peruano ha mostrado un crecimiento sostenido en los últimos años. Si en 2012 se lograron estrenar apenas ocho cintas nacionales, en 2016 las cifras fueron más generosas: 24 producciones peruanas llegaron a las salas comerciales. Sin embargo, todavía hay mucho camino por recorrer si lo comparamos con lo que ocurre en otros países de la región.
Por ejemplo, en México se estrenaron 78 películas nacionales en el año que pasó. En Brasil fueron 140 producciones locales que llegaron a ver la luz en 2016. Lo de Argentina es resaltante: 173 cintas se estrenaron en las salas comerciales de ese país en el mismo año. Estas cifras no son fruto de la casualidad, se deben en su mayoría al apoyo del Estado y el sector privado.
Pocos recursos. Mientras que el Estado peruano destina al sector cinematográfico aproximadamente S/ 7,2 millones, Brasil cuenta con el Fondo Sectorial Audiovisual (FSA), cuyos recursos en el último año fueron de 224 millones de dólares. Y no se trata de dinero público, sino de un fondo de inversión de donde los directores toman el dinero y después tienen que devolverlo, según detalla el diario El País.
¿Qué le falta al cine peruano para alcanzar cifras similares? Una parte importante la juega el Ministerio de Cultura a través de su Dirección del Audiovisual, la Fonografía y los Nuevos Medios (DAFO), que financia proyectos audiovisuales a través de los concursos que promueve anualmente.
"Han sido años de fortalecimiento de la institucionalidad en materia de cine. Los productores y gestores saben que cada año los concursos nacionales de cine son convocados. Hace tres años participaban 250 proyectos (cinematográficos) anualmente y el año pasado cerramos con 475 proyectos, casi el doble. Eso da cuenta de una actividad muy dinámica y plena efervescencia", señaló Pierre Vandoorne, quien lleva 4 años como director de DAFO.
Bien recibidas. Hay cintas peruanas que han logrado gran audiencia y compiten en taquilla con las grandes producciones de Hollywood. En 2013, Asu mare se convirtió en la película más vista en Perú, superando a cintas como Iron Man 3 y Rápidos y furiosos 6. "Los promotores del cine de países vecinos reconocen que en el Perú está ocurriendo un fenómeno único. El público está yendo masivamente a ver cintas nacionales", cuenta Vandoorne
También está la otra cara de la moneda. El cineasta Jonatan Relayze culminó en 2015 la realización de Rosa Chumbe, películas elogiada por la crítica, pero que hasta ahora no se estrenó comercialmente. Otro caso es el de Solos (Joanna Lombardi), que fue retirada de las salas de cine a los pocos días de estrenarse. Por situaciones como esta, frecuente en los multicines, muchos productores reclaman una nueva Ley del Cine.
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